Imaginemos esta escena: es de noche, tenés hambre y no sabés qué cenar. Pero tu teléfono sí lo sabe. Durante la tarde estuviste viendo videos de tacos, y el algoritmo ya decidió por vos.
Según la Periodista independiente reconocedora de la ciencia, el hacktivismo, la naturaleza, y los derechos civiles que ganó premios cómo CSIC,Prismas, CASE,Accenture, Boehringer,ESET Laura G. De Rivera, si no tomamos nuestras propias decisiones, otros —o más bien, las máquinas— lo harán por nosotros.
Según De Rivera, vivimos en un mundo donde nuestros deseos y pensamientos ya no son del todo nuestros. Las plataformas digitales conocen nuestros gustos gracias a los rastros que dejamos en línea. Y con suficientes datos, los algoritmos pueden predecir lo que queremos mejor que nuestra propia familia.
Pero ese nivel de precisión tiene un costo. “Perdemos libertad, imaginación y la capacidad de ser nosotros mismos”, advierte.
Además, recuerda que todos contribuimos al sistema sin darnos cuenta: trabajamos gratis para las redes sociales, alimentándolas con fotos, likes y datos que se transforman en millones de dólares para las plataformas.
“La inteligencia artificial en sí no es peligrosa lo verdaderamente peligroso es la estupidez humana. Somos nosotros quienes entregamos el control por comodidad o pereza.”
Y esa pereza, ella asegura, que nos vuelve más manipulables. Aceptamos sin cuestionar la vigilancia masiva, la digitalización de la salud o la educación en línea. Nos acostumbramos a que las máquinas decidan, porque decidir nos da miedo.
⚠️ ¿Qué pasa si confiamos ciegamente en los algoritmos?
Cuando dejamos que un sistema automático tome decisiones importantes —sobre un diagnóstico médico, una sentencia judicial o una recomendación política— corremos un riesgo enorme.
Numerosos estudios demuestran que tendemos a creer que si algo lo dice una computadora, debe ser cierto, aunque contradiga nuestra propia lógica.
Por eso la pregunta es inevitable: ¿a quién le vas a dejar decidir?
🔒 Cómo protegernos en la era digital
No se trata de desconectarse, sino de entender cómo funcionan las plataformas. Pequeñas acciones —como rechazar cookies innecesarias, ajustar la privacidad o limitar la exposición de datos personales— ayudan a recuperar algo de control.
También es clave exigir regulaciones y ética empresarial en el desarrollo de inteligencia artificial, y apoyar a los denunciantes que se atreven a exponer prácticas abusivas dentro de grandes corporaciones.
🌍 Lo que las máquinas no pueden hacer
Por más avanzadas que sean, las máquinas no pueden crear desde la nada, no pueden sentir empatía ni actuar con solidaridad.
Esas siguen siendo cualidades exclusivamente humanas, y quizás ahí radique nuestra mejor defensa frente a un mundo gobernado por algoritmos.
Fuente: BBC News Mundo

